Vertiente llegó a mi vida como un soplo de aire fresco, como la posibilidad de un nuevo comienzo, la sensación de un sueño por cumplir…
Crecí en una familia donde la cocina era el lugar de encuentro, donde todos fueron bienvenidos. Ahí aprendí el valor de compartir conversaciones alrededor de la mesa, la comida casera siempre presente, una excusa perfecta. Esto mismo traté de replicar con mis hijos y sus amigos. Nuestra cocina, con su horno a leña siempre prendido, mate en mano lugar de encuentro, de charlas y sueños.